Este fragmento pertenece a El porvenir de la ilusión de S. Freud, realizado en 1923.
Sigmund Freud
Filósofo del siglo XIV. Estudia medicina en Viena y se especializa en el campo de la neurología, para luego en París estudiar la curación de la histeria. A medida que va trabajando en sus estudios, Freud se da cuenta de que el método que utilizaba no era suficiente, así que decide comenzar a utilizar las asociaciones libres de ideas para llevar al paciente a un estado en el que exprese de forma indirecta sus auténticos y más íntimos problemas. Planteó la idea de que la estructura psíquica humana está compuesta por una multitud de niveles: El Ello, el Yo y el Super-Yo (aquí confirma que el hijo busca el afecto de la madre desde muy pequeño).
Fragmento de El porvenir de la ilusión.
El tema principal de este fragmento es la religión. Froid afirma que las ideas que daban los religiosos de ese momento sobre la religión de un modo dogmático son ilusiones, ya que no son precipitadas de la experiencia ni conclusiones desde un punto de vista racional, son simples deseos de la Humanidad, además, afirma que estos deseos es lo que le da tanta fuerza a la religión, ya que cuando eramos pequeños la sensación de impotencia eran tan grave, que despertó en nosotros una necesidad de protección afectiva (que en esa época era satisfacida por el padre) que desembocó en la creación de un padre inmortal mucho más fuerte. Esta creencia se vuelve más latente cuando el gobierno de la Provienda suavizaba los peligros de la vida, prometiendo una victoria de la Justicia a través de un orden moral universal y garantizan una vida tras la muerte donde todos los deseos se cumplirán.
Froid no anda mal encaminado, ya que no hay quien pueda afirmar o desmentir la existencia de un ser superior a nosotros, por ende el gobierno no puede prometer cosas que supuestamente el ser superior nos va a dar, en este caso la 'figura de un padre poderoso'. Además de que buscamos la protección desde que somos pequeños por puro instinto, y en ese momento será el padre quien recoja el testigo para realizar esa función, de ese modo se establece una imagen de ese padre poderoso, y no por ejemplo de una madre poderosa, cosa que se sigue pensando a día de hoy (aunque algunas personas dicen que si bien Dios existe es mujer).
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